Nota del editor: este artículo se publicó originalmente en inglés bajo el título, Por qué en su imagen existe. Como siempre, muchas gracias a Karem N. por su ayuda para traducir esto.
Con toda la emoción de La Creación y La Evolución, se hace fácil olvidar la razón por la cual nosotros estamos aquí. Solo quiero tomar un breve momento para recordarles a todos cuál es el objetivo de este ministerio y por qué es importante.
Todo el objetivo de este ministerio gira únicamente entorno a Jesucristo. Eso es. Sin Cristo, este ministerio no tendría sentido. Cuando Jesús vino a nacer a este mundo, no vino con un desfile, ni rodeado de hombres de alta nobleza. Él vino de una familia pobre, atendida solo por pastores de ovejas. Él vino desinteresadamente, en forma de hombre, para alcanzar la humanidad que se había apartado de Él.
¿Qué significa esto para la humanidad? Esto significa que la división entre el hombre y Dios puede ser unida. Esta división fue causada originalmente en el Huerto del Edén, por el pecado. El hombre fue creado para estar en comunión con Dios, pero cuando el hombre pecó, ya no podía estar en la presencia de Dios. El hombre y la mujer se escondieron de Dios cuando Él caminó en el huerto por vergüenza. Esto llevó a Dios a sacar al hombre del huerto. Sin embargo, cuando lo hizo, dio la promesa de que vendría uno que ofrecería la redención al hombre caído.
Esa promesa se mantuvo aproximadamente cuatro mil años después, cuando Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, al mundo. Él nació de una virgen, como lo profetizó Isaías, vivió una perfecta vida sin pecado, antes de ser crucificado en una cruz. En esa cruz, Dios puso la carga de todo el pecado de la humanidad, pasado, presente, y futuro, sobre Su Hijo. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” Nos dice 2da de Corintios 5:21. La absoluta maldad del pecado hizo que Dios le diera la espalda a su propio Hijo, llevando a Jesús a clamar “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Desde que Jesús murió, la última penalidad por el pecado fue paga. Sin embargo, Dios no había terminado. Jesús se levantó de la muerte, probando que Él era Dios en la carne. Como tal, Él es capaz de ofrecer la salvación al hombre pecador.
Entonces, ¿Quién necesita esta salvación? Todos la necesitamos, porque todos nosotros somos pecadores. Romanos 3:23 nos dice “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” Cada uno de nosotros ha pecado, y por lo tanto no puede acceder al perfecto y santo Dios. Solo hay una manera de que el hombre pueda pagar por sus pecados: la eternidad en el infierno. Romanos 6:23 nos dice “Porque la paga del pecado es muerte;´´. Esta muerte es una eterna muerte en el lago de fuego. No hay obras, ni cantidad de diezmos, ni número de asistencia a la iglesia, ni bautismo, ni oración, ni lectura Bíblica que nos pueda salvar. Tito 3:5a nos dice: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”, Isaías 64:6 nos dice “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.” Nuestras obras están tan lejos de la perfección de Dios, tanto que Él las vio como trapo repugnante de inmundicia, apto para nada más que para ser destruido.
Eso suena como muy malas noticias, y lo es. Pero, no es donde termina. Jesús pagó por nuestros pecados. Romanos 5:8 nos dice “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Aunque nosotros estábamos viviendo una vida en oposición a Dios, Él nos amó lo suficiente para morir por nosotros como substituto. Él nos ha ofrecido este pago sustitutivo por nuestros pecados, esta salvación, gratuita. Romanos 6:23, el cual cité anteriormente, continúa ´´más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.´´ No es un trabajo. Es un regalo. El ejemplo que uso es este. Si te entrego un bolígrafo y te digo que es un regalo, ¿qué debes hacer para recibirlo? Simplemente alcánzalo y tómalo. Si luego trato de tomarlo devuelta, entonces ¿fue un regalo? No, no fue. Si digo que tienes que hacer algo para ganarlo, ¿es un regalo? No, no es. Así es como es la salvación. La salvación no puede ser ganada, y no puede ser quitada. Es una elección. Individualmente debes elegir si deseas arrepentirte de tus pecados, alejarte de ellos y aceptar el regalo gratuito de sustitución de Cristo para ti. ¿Cómo aceptas el regalo? Creyendo. “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:9-10) Es tan simple como eso.
Esta es la razón por la cual, In His Image, existe. Mi visión por este ministerio fue fortalecer aquellos ya salvos y alcanzar aquellos que no conocen a Cristo. Si el último eres tú, por favor no esperes para arreglar tu eterno destino. Si quieres saber más, o necesitas hablar con alguien en relación a esto, por favor contáctanos vía twitter o por la página de facebook, nosotros estaremos ansiosos por hablar contigo acerca de conocer a Jesús.